martes, 26 de diciembre de 2006

Marcelo Mucca / Amor Hospiciano


Podíamos jugar a pasear sobre cadáveres de perros y exaltarnos con el destripamiento de un lagarto descolorido y asustado, esperar una respuesta para alejarnos definitivamente, se volvió rutina.
De esta tierra infértil solo nacerán cadáveres y la niñita rubia, aquella del piojo en la cabeza ha de seguir todavía ondulando su pañuelo, sus prendas íntimas, sus recuerdos de la capital.
La insolencia de sentirse protegida por un cerco de alambres y un puñado de afecto la llevo a perder su virginidad en una antigua fabrica de sueños obreros………y bombas, justo allí, en un pañol de herramientas y vista a través de una prenda interior de algodón blanco el la tomó, tan brutal como su rostro lampiño y con cicatrices,
el la cogio, yo la amaba y esta tierra pútrida se volvió tormento.

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